martes, 5 de septiembre de 2017

¿Para qué sirve un Drum Doctor?

   Gracioso, no? Digo, la primera imágen que se viene a la cabeza con el térmico "Drum Doctor". Un médico con guardapolvo blanco y un estetoscopio, con un redoblante al lado. O alguna de esa índole.
Podríamos decir "drum tech" también, o buscar alguna alternativa en español. Como "asistente de batería", o "productor de batería". Esta última es la que sin dudas se acerca más a una descripción general de las tareas que implican a un Drum Doctor (voy a llamarlo D.D. de ahora en más).

    Podría empezar esta nota hablando de la mediocridad humana, y lo voy a hacer. Qué triste es ver o leer a alguien opinar peyorativamente y sarcásticamente acerca de algo que desconoce e ignora. Algo así me motivó a escribir acerca del trabajo del D.D. Las redes sociales dan un sondeo, un pantallazo general, de en qué anda cada uno y qué opina a grandes rasgos cada cual. Ultimamente leí comentarios y posteos relamente estúpidos y burlescos acerca del D.D.

    Un D.D. es como un plomero. Hay plomeros buenos, plomeros malos, plomeros irresponsables, y plomeros que no estudiaron nada y rompen más de lo que arreglan. También hay plomeros excelentes e indispensables. Al igual que los plomeros, un D.D. tiene tareas asignadas y responsabilidades muy claras, que puede cumplir o no según cuán bueno sea. Lo cierto es que es un oficio infinitamente menos conocido que el del plomero, por lo que es más propenso a las opiniones capciosas.

    Empecemos por decir que cosas NO ES un D.D (al menos un buen D.D.)

1. Alguien que simplemente pega cintas de papel y gel en los parches.
2. Alguien que simplemente lleva una batería cara a un estudio.
3. Alguien que reza de memoria los catálogos de las marcas de parches y de los tipos de madera de las baterías.
4. Alguien que afina según tutoriales de YouTube y habla de afinación en términos de cantidad de vueltas de la llave y de afinar los toms de modo tal que suene "la cucaracha".

Bueno, ahora que tenemos un poco más delimitado el territorio en base a saber qué cosas NO SON un D.D. (aunque algunos crean que sí, y aunque algunos lo oficien de esa forma), pasemos a la próxima parte.

Al comienzo de este artículo dije que "productor de batería" sería el término en español que más se le acerca a lograr una definición completa y descriptiva de lo que es un D.D.

La producción de un disco es un trabajo grupal, en la gran mayoría de los casos, a excepción de quienes hacen un disco solista y se manejan solos de principio a fin, y como tal, implica a mucha gente y se compone de varios pasos. El D.D. juega un rol, cuya importancia e implicancia porcentual en el resultado final de un disco es, obviamente, debatible y dificil de cuantificar.

Es indispensable, entonces, tener un D.D. a la hora de grabar un disco? No, no lo es. De la misma forma que no es indispensable tener microfonería de alta gama. Con microfonería de gama media se puede grabar un disco que suene bien también, se podría alegar. No es indispensable, al igual que no es indispensable tener un set de preamplificadores muy bueno. Con uno no tan bueno se podrían hacer grandes cosas, tambien se podría alegar. En esa misma dirección, tampoco sería indispensable tener una batería de primer nivel en una sesión, ya que seguramente con un kit de mediana factura y un buen  baterista tocando, la batería sonará impecable, podría decirse.

Lo cierto es que una grabación es una cadena con varios eslabones, siendo ninguno de ellos indispensable, pero formando cada uno de ellos una cadena que se ve fortalecida o debilitada según lo que se le agregue o lo que se le quite.

El trabajo de un D.D. pertenece al lado de la producción de una grabación. Su principal tarea es entender cuál es la estética que se va a plantear en el disco, y, en base a eso, cuál es el tipo de sonido que se buscará para la batería en la grabación. Luego, deberá poner su conocimiento y su equipamiento al servicio de que ese objetivo se pueda cumplir.

La primera variable, transversal a todas las subsiguientes, que un D.D. debería evaluar, es cómo toca naturalmente el  baterista al que va a "drumdoctorear". Es pertinente documentarse previamente con grabaciones previas, si las hubiera, que tenga dicho baterista, e incluso asistir a algún ensayo de la banda, para escuchar en vivo y en crudo qué tipo de audio genera el baterista con sus manos y sus pies en su set. Esa primera instancia condiciona todas las que vienen después. Si el baterista está bien alineado con la búsqueda de audio que tiene la producción, tenemos un punto a favor. Si no lo está, ya sea por diferencias estéticas o por carencias técnicas, tenemos un problema, y hay que operar sobre eso, ya que dificilmente las decisiones que se tomen posteriormente tengan efecto real construidas sobre una base de sonido discordante por parte del baterista. Sin dudas, cómo operar ante esa situación da lugar a que dedique muchas lineas en otra ocasión, por lo que vamos a dar por sentado en nuestro caso imaginario que el baterista está a la altura y es concordante con la estética que se está buscando.

El segundo paso sería elegir el set de batería y los platos con los que el baterista debería grabar. Aquí es preciso tener conocimiento de cómo responden determinadas maderas, determinados grosores, y determinadas construcciones de baterías, en cada contexto, y desde luego, tener cierto recorrido y experiencia como para haber constatado que todas esas variables teóricas realmente suceden, o no, en la realidad. Preguntándonos rápidamente: Cuándo llevo una batería de maple y cuándo llevo una de birch? Sugiero que para responder esa pregunta, y cualquier cuestionamiento acerca de discernir entre equipamiento, no sólo lean la información teórica que circula en webs y foros, sino que se tomen la experiencia de grabar una y otra como para establecer un criterio y un juicio propio al respecto.

Próximo: Parches. Al igual que en el punto dos, está muy bien saber qué propone a priori un parche de tal o cual tipo, pero sugiero desarrollarse y formarse probándolos, afinándolos, y sobre todo, grabándolos. Lo otro, repetir simplemente las características que rezan las cajas de los fabricantes o los videos comerciales, puede ser muy divertido para una charla, pero no es valorable profesionalmente a la hora de trabajar en una producción. Si voy a contratar un drum doctor, necesito que tenga experiencia al respecto y que sepa a dónde lo lleva cada uno de los colores que integran su paleta con certeza, y no que se maneje con preconceptos y recetas.

Llega la hora de afinar. Es fundamental que un D.D. sepa afinar, y para saber afinar, hay que saber realmente escuchar lo que está proyectando el casco. En mis cursos de afinación, trato de levantar de raíz la constante búsqueda de recetas mágicas que habrían de funcionar en forma garantizada.
Con un casco elegido según sus cualidades de construcción y su madera, un parche elegido a consciencia de acuerdo a lo que estás buscando, tenés un territorio propicio para afinar y llegar a un sonido que sea coherente con lo que se busca.

Llegamos a un punto interesante que es la relación entre la realidad auditiva que se percibe en la banqueta del baterista y la que se percibe en el Control Room. Son realidades inevitablemente distintas, debido a la cantidad de factores que hay en el medio. Si bien es dificil establecer cuál sería la "realidad" del audio, seguro que lo que se escucha en la banqueta de un baterista, no lo es.

En este punto es importante que el D.D. entienda qué tipo de injerencia en lo que se escucha en el control tiene el posicionamiento de los micrófonos, tanto de los puntuales como las tomas de overheads y de ambiente.

El último paso del seteo inicial de la sesión sería que el D.D. acuerde con el productor si se está empezando a grabar desde un lugar propicio en base a lo preestablecido como referencia.

Durante la sesión, es parte del trabajo del D.D. estar atento ante la posibilidad de realizar alguna variante, ya sea en el equipamiento o en la afinación que pudiera enriquecer la producción según las características individuales de cada tema.

Ahora, derribemos algunas preguntas retrucadoras habituales:

Pero cómo, necesitas un D.D.? No sabés afinar la batería?

Si todavía pensas que ser D.D. es solo afinar la batería, volvé a leer el texto.
Que alguien delegue la tarea de afinar no implica necesariamente que no lo sepa hacer. Repito, una producción es un trabajo en conjunto, en el que cada integrante debería buscar sumar al resultado final. Es importate que el baterista se dedique a tocar y a tener una buena performance en la sesión, y que haya alguien afinando y escuchando desde el control room lo que está pasando en la realidad de los micrófonos  (que en definitiva, es la que se graba)


El D.D. es un invento. Con una buena batería y un tipo que le pegue bien tenes un buen sonido asegurado.

Volvamos a la descripción de la cadena y todos sus eslabones. Sin dudas que un baterista con buen sonido y una buena batería son dos componentes fundamentales. Pero también son dos componentes que pueden ser potenciados por otros varios a tener muy en cuenta.


En mi experiencia personal, trabajar como baterista con un D.D. fue de mucho crecimiento y no tengo dudas de que si las condiciones están dadas como para hacerlo, es la mejor opción a la hora de encarar una grabación seria. Oficiando de D.D. en sesiones tanto en otros estudios como en el mio, Doyo, he ido aprendiendo con el pasar del tiempo y llegado a algunas conclusiones en el camino, que, en parte, comparto con uds en este texto. Espero que les haya gustado y les haya sido explicativo acerca de este oficio!

Saludos para todos, y nos "vemos" en la próxima.
Augusto Urbini





4 comentarios:

  1. Muy instructivo y desmitificador Augusto. Muchas gracias.

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  2. Muy bueno Augusto, de apoco asi, aprendo a delegar y si, entiendo que sabiendo elegir seria de gran ayuda en una grabacion.

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